jueves, 3 de diciembre de 2009

Un breve encuentro...









Por Alba Rita Rocío Linda


Fue la noche que me encontraba sentada en una de las sillas ante el espejo del tocador de la habitación de aquel viejo, pero modesto hotel, donde mi amiga Alicia y yo habíamos dormido juntas unos meses atrás, en el viaje de visita de trabajo a Santa Catalina.

Fue precisamente, cuando me estaba duchando, lo cual era muy placentero a mis deseos de refrescarme, y con erotismo femenino, el agua corría por mi sutil cuerpo que al frotarlo lograba un placer extraño, que apetecía de algo inexplicable... así gozaba de mi baño, y en especial, de las delicias de sentirme sola en aquella habitación. En ese momento, escuchaba música clásica, de opereta, el Bolero de Raquel y otras melodías, luego música árabe que encendía entrañablemente la musa, odalisca de mi alma.

Salí desnuda de mi baño turco, me coloque la toalla, enrollando mi largo pelo semi castaño; luego me puse la bata, me senté frente a mi tocador, peiné pausadamente mi cabello, logré darle brillo y sedosidad, el cual me llegaba hasta la cintura; comencé a maquillarme maliciosamente, jugueteando con los entornos de mi rostro, lo recorría cada centímetro de cuerpo, aplicaba un poco de polvo de color sobre mi tez, aplique las sombras sobre mis ojos de un color turquesa intenso, y delinee los surcos de mis cejas que no son muy abundantes, que le dieron una intensa belleza a mis pequeños ojitos color canela; luego combiné la fragancia del color de mis mejillas sonrojándolas, hasta llegar a la mayor sensación de sentirme una mujer muy bonita y provocativa, tomé con coquetería, el lápiz labial de color marrón intenso, que tanto me agrada para esas ocasiones especiales, y me hace vibrar como una hembrita en celo, enmarqué así, mis labios de ese tono intensamente.

Disfrutaba de ese rito sensual, que despertaba la mujer tierna y apasionada que soy , cada paso de mi labial dejaba el agradable sabor a fresa; luego, colocándome mis argollas y aretes dorados, me pinté las uñas delicadamente, aplicando color carmín y un baño de brillo se tornaron en preciosas uñas, sentí como todo me quedaba a la perfección mágicamente, bien maquilladita, apliqué perfume a mi pecho, me coloqué mis sostenes de color rosita lila, que me daba encanto a mis pequeños, redondos y abultaditos pechitos de niña coqueta.

Me coloqué la tanguita de color rosa provocativa que tanto me gusta usar, cuando tengo una cita, que combinaba y señilla mágicamente los contornos de mis caderas, jugaba con la misma tonalidad de mi sostén; elegí el vestidito de una sola pieza de color azul obscuro, sin mangas, descubierto de frente y escotado sensualmente, el cual, se me ajustaba como licra a la perfección, dándole forma sensual a mi delgado y gracioso cuerpo, lo disfrutaba ritualmente a cada paso; me vi ante el espejo como diosa griega, donde exaltaban mis pompis, ambas nalguitas se dibujaban maliciosamente, tornándose muy sensuales y abultaditas, me ceñí perfectamente aquel vestidito, ajustado la faldita a mis modestas piernas, la cual conjugaba perfectamente con mi cuerpo, la cual me cubría hasta la mitad de mis piernitas blanquecinas, ¡era perfectas para la seducción!

Luego, me puse las pantimedias de seda que había comprado en un almacén del centro de la ciudad, inicié poniéndome la primera pantimedia oscura que combinaba sensualmente cono tono de piel, sentí que me llenaba de encanto muy femenina, al entorno de mis pantorrillas coloqué una cadenita. Luego, calcé mis finas zapatillas de tiritas que tanto me gustaban, de color azul negro que ataban mis delgados tobillos con unas cuerdecillas.

Así, fantaseaba con ir a mi cita de amor en busca de aventura, acompañada de mi amiga del alma Alicia, para ir igualmente, a disfrutar de unos vinos tintos en aquel pequeño y modesto bar del centro de la ciudad. Me vi ante el espejo, transformada en toda una princesita, en esa diosa del amor llamada Venus, me coloqué el collar de perlas finas que tanto le gustaba. Así Gozaba de mis encantos femeninos, al detallarlos con malicia, de fondo musical, oía a "Chica Materialista" de Madonna, me puse a bailar frente al espejo y el resonar del taconeo de mis finas zapatillas, despertaba una sensación de placer, era perfecta, me coloque en mi pelo una diadema de color azul para que conjugara con mi vestido, luego con coquetería una rosa blanca en lado de mi oreja derecha; me veía tan sensual y sentía que despertaba deseos extraños en mí, una intensa sed por ser amada y poseída.Fue en un momento, sentí como alguien subía por las gradas externas del hotel donde me alojaba: cuando reaccione perturbada dando un salto y un cortado grito; sentí que me halaban del brazo izquierdo, y era precisamente Alicia quien venía por mí.

- Me asustaste niña, le dije, ¡no me hagas eso!, ¡niña del alma!, ¡No ves que me vas a matar del susto!

- Disculpa, No era mi intención asustarte, (respondió Alicia); pero es importante irnos ya porque te tengo una sorpresa.

Luego, bajamos de la habitación y nos dirigimos hasta el auto de alquiler que Alicia manejaba.Durante el camino, charlábamos de diversas cosas, pláticas de mujeres deseosas de amar intensamente, así, como de nuestras vidas cotidianas, y de lo que le pasaba, especialmente a nuestras amigas íntimas de los años colegiales, y especialmente porque nos recordaba cuando de niñas íbamos a la escuela.

De pronto, el chofer detubo la marcha, y nos dijo, señoritas, lamento decirle que el auto está dañado. Para ese momento eran las 7:00 de la noche.

-¿Y cómo quiere que nos bajemos aquí solas en esta oscuridad?, ¡No!, me contestaba el chofer quien era de una estatura mediana corpulento y atractivo varonil.

- Dijo: .."Lo que sucede es que a las dos las voy a compartir con unos amigos que me esperan precisamente en este lugar..."

Yo temblaba y temblaba mucho... de terror junto a mi amiga Alicia, llenas de pánico, y de pánico perpetuo.

Ella gritaba locamente, y a mí me tomó el hombre robusto de tez mulata entre sus brazos, me cargó sobre sus hombros muy fuertemente, y no pude resistirme ante quella fuerza sexual que comenzó a invadirme. Alicia fue despojada de sus prenditas, ella gritaba, su condición física le daba posibilidad de defenderse, ya que es una rubia de piel blanca, de intensos ojos azules y atlética- luchó como una fierecilla. Pero el cansancio la traicionó ...

Yo, gritaba de angustia y fuí despojada de todo...por aquel hombre de tez oscura, de un mulataje evidente, él al mirarme desnuda, con sus ojos de azabache, especialmente su morbo crecía (era evidente que al verme de esa manera, me llevaría en ese lugar y realizaría conmigo sus bajos instintos, solamente cerré mis par de ojos, sentí cómo se excitaba frente a mí,

Me dijo: - Señorita, no la voy a dejar que otro la toque, solamente será para mí... solo para mí (exclamó con ímpetu). Se desnudó, y excitado al ver mi desnudez virginal, comenzó por poseerme, primeramente, colocó su intimo en mis labios, me obligo a besarle su parte bestial.

Comencé, y él me tomó del pelo lacio, y me lo introdujo en mi boca hasta llegar a mi garganta que me asfixiaba, yo temblaba de miedo; luego, me sedujo con caricias provocadoras, yo era una chica, muy delgada de cuerpo y menudita. Luego, me dijo:.. "continúe... haga lo que le dije".El deseo morboso comenzó a surgir de mi interior... al verme incapaz de resistirme a tal envestida. Me colocó embrocada en la tapa del baúl del automóvil.

Luego, comenzó con agresividad su virilidad agujereando el ricón sagrado de mi cuerpo, así comenzó... sentí, como me incrustaba bruscamente lo salvaje, pero lo provocativo despertó en mí, un fuerte y extraño deseo, el que necesitaba mi cuerpo; fue en ese instante que le manifesté:

-¿Porqué me hace esto?

-¡Déjeme de hacerme esto!

Él reaccionó violentamente y me tiró al suelo, y me golpeaba salvajemente.


Yo gritaba, entonces, Alicia regresaba, a salvarme y me tomó en brazos... corría de aquel horrible lugar..


Los matones gritaban: "¡Hey... viejo ya estuvo, ahí viene la poli, Vámonos antes que lleguen esos perros!"..., deja esa pe... Luego, dejó de perseguirnos, y partieron los otros matones.

Atónita, me sentía, como una pesadilla en la que no se despierta nunca.

Los policías llegaron, nos encontraron destrozadas. Luego, nos llevaron a las oficinas centrales para que declaráramos. Fue entonces cuando estallamos en llanto, comencé a llorar intensamente, como una niña; Alicia reaccionaba igualmente.

Pasaron los meses, y pensaba en aquella noche de ultraje, pero de ciertos contradictorios anhelos de lujuria, rezagos de dicha tragedia. ¡No podía superarlo!

Fue precisamente, pasados los meses de aquella horrible tragedia .. que en otra ocasión, realizaba mi ritual de transfigurarme en princesa, me vestía provocativamente. Pensaba en distraerme un poco para superar el estrés de la semana. Me fui a un pequeño bar de la provincia donde vivía, fue en aquel lugar precisamente, cuando reconocí al hechor. ¡Temblé de miedo!, nuevamente; pero algo extraño pasaba...al verlo , y Pensé que en el fondo de alguna manera me agradaba... de lo que pasó en dicha noche... Al parecer, no me recordaba... se me acercó a la mesa donde me encontraba... él no me reconoció, pero luego yo comencé a gritarle de lo pasado.

Fue en ese instante, que se puso nervioso y frío, precisamente, planeaba marcharse, cuando le dije que no se fuera, que quería aclararme muchas cosas y que se quedara conmigo. Él reaccionó accediendo nervioso a mi petición, mostraba arrepentimiento profundo por lo que había hecho... Me dijo, que andaba drogado y se arrepentía y quería enmendarlo, yo le tomé de ambas manos, y con coquetería le dije que lo perdonaba, si me acompañaba a mi hotel donde estaba alojada.

Partimos de inmediato y prontamente llegamos a la habitación del hotel donde me encontraba alojada. Tomé la iniciativa, fui tocando el lírico pechos, frotandolo maliciosamente, sonriéndole coqueta, y dándole un intenso beso en su boca. Así era el extenso ardor del incontrolable deseo de lujuria que despertaba en mí, como fiera le fui despojándolo de su ropa. Todo eso, me enloquecía, me sentí como una linda perrita en celo, locamente llena de intensa pasión descontrolada comencé a tocar sus brazos fuertes, corpulentos, me mostraba su pecho peludo de obrero, Él me tomó de la cintura nuevamente como muñequita de trapo, y comenzó a despojarme de mi ropa, ¡todo era perfecto!, me extasiaba al verlo desnudo y él reaccionaba igual, comenzó a besarme intensamente en la boca, luego bajó hasta mi cuello.

Posteriormente, besaba apasionadamente mis dos tiernos pechos de néctar y dulzura, lamía lo más intimo de mi cuerpo. Así comenzó aquel ritual de intensa lujuria, al poseerme, y colocar su miembro erecto, grueso del placer reventó en mil torrentes, lo cual yo le provocaba el placer de hacerme de él, comenzó a secretar en abundancia energía de la vida creadora, me lo introdujo en mi pequeña y sensual fruto, una y otra vez. Así estuvo en una sublime eternidad, lo que tanto ansiaba y había extrañado por años de soledad. Así, continuó a escurrirse entre mis piernas, comenzó nuevamente a darme vueltas, como lo había hecho en aquella noche cuando era mancillada por su descontrolable deseo.

Fue en ese instante que reaccionaba, y me decía en mi interior ¡estás loca!, ¡el deseo te ha llevado a esto!, ¡el de deseo…!, ¡el deseo, nuevamente me invadía locamente!, ¡no ves que es tu violador que te hizo trizas!.

Sin embargo, parte de mi gozaba con morbo todo aquello. Ya importaba explicalo, y el no resistirme. Me colocó su masculinidad en lo más oscuro e íntimo de mi cuerpo, comenzó a introducirme sus torrentes, que descargaba dentro de mí, hasta llegar a lo más profundo de mí ser. Yo gritaba extasiada, me encantaba todo lo que me pasaba nuevamente, vivía aquella noche, fue como un sueño el volver a sentir aquel clímax… un ritual orgásmico, revoloteaba como aves en el firmamento, una y otra vez, se deslizaba mis malos pensamientos, lo sacaba y lo colocaba nuevamente, y así continuó, ¡bestialmente me hacía el amor...!, yo gritaba extasiada y mis ojos tornándose blanquecinos color luz de luna.

Sentí como descargaba su secreciones a mares dentro de mi oleaje; en mi vientre, revoloteaban placeres múltiples, torrentes de lujuria dentro de mi cuerpo, comencé a gritar y abrazarlo fuertemente, mordisqueaba su cuerpo, hasta desfallecer. Mis piernas no respondían, no podía sostenerme de pie, él me doblegaba a su antojo, no paraba..., nuevamente continuaba, haciéndome...toda suya, una verdadera esclava, incansablemente... me lo colocaba y continuaba, ya no soportaba toda aquella bestial envestida.

Sin embargo, gritaba cortadamente, le decía ¡¡soy tuya... sólo tuya ... no pa...pareees,....continúaaa,,síii.. así.. sigue..!! gritaaba intensamente, salvaje aquel apareamiento bestial que me otorgaba, lo cual le pedía que continuara así toda la noche de luna de primavera. Me daba vueltas, una y otra vez... como muñequita de trapo, me sentí indefensa ante su fuerzas, pero segura de ser toda esa mujer que deseaba afecto, fue como fantasía de engendramiento, de un apareamiento animal. Sentí como secretaba climax otra vez, me extasiaba, desmayándome, continuamente en un largo e intenso orgasmo... desmayaba... continuamente, me sentí muy elevada, acongojada, llena de eterna satisfacción.

Mi habitación lucía un caos, un total desastre, un desorden bestial, igualmente, aquel mulato me hacía el amor como toda una bestia. Él continuaba ..., y me tomaba del pelo y me chineaba, me daba vuelta...una y otra vez, y me colocaba con el erotismo de su cuerpo, hasta hacerlo llegar hasta el centro de mi ser. eran sorbos del elíxir de la vida , me bebía todo el néctar de las flores del amor... lo disfrutaba con morbo placer, así continuó haciéndome su esposa clandestina...¡el amor!, por toda la noche... hasta el amanecer.

Yo me diluía una y otra vez. No lo soportaba, pero exclamaba:

...más,..más...másss...uhmm....más.. y otra vez aquella bestia, se impulsaba lanzándose como fiera salvaje sobre mi cuerpo desnudo, me penetraba una y otra vez... hasta saciar sus bajos instintos, pero también encendía intensa pasión a los míos ...Al terminar me sentí fallecida, sin energía para continuar existiendo, tirada en mi cama yacía desparramada... comencé a llorar en contradicción, entre la emoción y la tragedia; entre la lujuria y la angustia... Posteriormente, entré en un intenso sueño.

Suavemente, desalohaba de mi interior de mi cuerpo.. por última vez dentro de mí.., me daba un suave y relajante y sensual beso en mi frente.. pidiéndome perdón por todo el antiguo atropello... Mi pequeña boquita de niña coqueta se extremecía. Comencé a dormir profundamente... como una princesita frente a su príncipe azul... ¡me sentí placenteramente la chica más afortunada del mundo...!, de conocer a mi amor que me complacía al saciar mis deseos más carnales.

Al despertar de mi profundo sueño, me encontraba sola en aquella alcoba, él, ya no estaba a mi lado.

Desde aquella noche no he podido olvidarlo... hoy intensamente, lo recuerdo, con añoranza y pasión e intenso agrado. .. Esperándolo nuevamente..

Hoy con extraño recuerdo, pero...tan ...intensamente lo sigo esperándo como Penélope a Ulises que retorna de la antigua Troya.

Albita

No hay comentarios:

Publicar un comentario