sábado, 5 de diciembre de 2009
El duendecito Linck y la linda princesita de azúcar y melocotones
Por Albita Rita Rocío Linda
La linda princesita de dulces encantos
se encontraba encerrada
en una caja dorada en una pequeña isla
la linda princesita no sabía como liberarse de las ataduras
que la mantenía secuestrada.
El aroma de los lirios y las rosas le alegraba,
ella no sabía que era el dolor,
la violencia le era ajena a su forma de ser
ella era tan noble de corazón
y el amor por los demás
era su mayor atributo
El duende Linck, la visitaba a diario
ella sonrojaba al verlo tan pequeño
pero noble de corazón
jugaba con el duendecito
y mostraba sus atributos
de niña encantada del amor
La linda princesita jugaba...
y jugaba.
...y el duende la cuidaba
junto a las estrellas y la luna en la noche
Un día el ave del paraíso fue enviada
por los dioses
y la llegó a liberar de su caja dorada
Ella partió de inmediato
volando montada sobre la hermosa ave
voló hacia la libertad
Ante su ausencia, Linck, el duendecito juguetón
enfermó de tristeza y
de soledad... tanto la añoraba
que lloraba y lloraba
La princesita al ser liberada de su cajita dorada
se sintió mucho mas sola sin el duendecito juguetón
con quien jugaba
Ella exclamó a las hadas protectoras,
que quería volver a la caja dorada
de inmediato llegó nuevamente el ave y
ella sonriendo de alegría montó
sobre su lindo y nutrido plumaje de la
mágica y noble ave
Sobre ésta, partió prontamente,
llegó a la isla del encanto donde la caja dorada
estaba cerrada
Era el duendecito quien hoy la habitaba
y lloraba desconsoladamente
él al verla tan radiante de alegría
le extendió sus dos manitas
y exclamó:
¡Mi linda princesita de los cabellos rizados,
cómo te he extrañado!
Ella tan infantil y muy encantadora en sus movimientos
de niña coqueta igualmente le extendió sus brazos
igualmente exclamó:
Yo aún más mi noble duendecito
vengo por tí
Entonces, ambos salieron tomados
de las manos
y volaron hasta el cielo
llegaron a la luna de azúcar y melocotones
donde hoy habitan eternamente jugando
Albita
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Dulce escrito... provoca ser princesa, provoca ser duende
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